«El político escribió del occitano y del aragonés, de Braulio Foz y Buñuel, hizo entrevistas y firmó un ‘Diccionario aragonés’ con Francho Nagore. Chesús pertenecía no solo a la Chunta, fue una de sus figuras más emblemáticas, pura pasión y resplandor, sino que también fue un activo constante del Rolde de Estudios Aragoneses y del Consello d’a Fabla Aragonesa. Carlos Serrano, coordinador de Rolde y de sus publicaciones, dice: «Fue miembro de la primera Junta Directiva de REA (entonces RENA) tras su legalización, en noviembre de 1980, estuvo presente en ese órgano hasta noviembre de 1987, y volvió a estar entre febrero de 1996 y junio de 1997, y de abril de 1998 y marzo de 2001.

Fue miembro del Consejo de Publicaciones de REA (Rolde de Estudios Aragoneses) desde su creación en 1994 hasta 2002. Fue miembro del Consejo de Redacción de ‘Rolde’. Revista de Cultura Aragonesa entre 1982 y 2003 y miembro del Consejo Asesor de Rolde. Revista de Cultura Aragonesa desde 2003 hasta la actualidad.

Todo ello da una dimensión de su doble faceta, cultural y política», señala acerca del cofundador de Chunta Aragonesista, fallecido el viernes a los 59 años de edad. Muchos de sus amigos coinciden en su condición de intelectual: poseía una sólida formación que le llevaba hacia la literatura española y francesa, hacia el aragonés y la literatura aragonesa.

Era amigo de muchos escritores de antaño y de hogaño, y a lo largo del tiempo mostró su interés por Joaquín Costa y Braulio Foz. Ya en Rolde, en 1981, publicó el artículo ‘La vida de Pedro Saputo’, y al año siguiente aparecía L’araragonés residual de Baltorres’, la localidad de la comarca de Calatayud donde había nacido.

Se doctoró con un trabajo sobre el occitano. José Domingo Dueñas recuerda que alguna vez “Chesús decía que le estaba costando hacer la tesis, pero al final la leyó. Siempre le atrajo Francia. No llegó a publicar un libro de la tesis al completo, pero sí publicó varios artículos sueltos”.

En ‘Rolde’, en los primeros años 80, redactó un artículo sobre la normalización gráfica del occitano, tal como recuerda Carlos Serrano, secretario y coordinador de la revista. Antes de que la política le devorase, y el sueño de ocupar espacio en las Cortes de Aragón (dijo en 2003: «Que nadie olvide que el objetivo de CHA es llegar a la Presidencia de Aragón. Llegará y lo veré»), donde ofreció siempre lecciones de dialéctica, de preparación política y de pasión por los otros, “con más vehemencia que radicalidad”, hizo diversas colaboraciones en torno a la literatura, la filosofía y la lengua.

Con José Luis Melero firmó entrevistas a José Luis González Uriol, José Antonio Labordeta, José Bada o el grupo de pop Alta Sociedad, en el que participaba entonces el escritor Javier Sebastián. En los años 80 escribió sobre el Estatuto de Autonomía y la situación histórica y contemporánea de Aragón, y firmó algunas introducciones o presentaciones de artículos, en la revista, de Agustín Sánchez Vidal sobre Luis Buñuel.

Carlos Serrano recuerda que, en el número 15 de ‘Rolde’, publica un poema en aragonés, ‘Cutiana ibernada’, en una página donde hay poemas de Ignacio Martínez de Pisón y de José Ignacio de Diego. Chesús decía que su poema estaba traducido del libro desconocido ‘Tiempo de anaya’.

A finales de los años 90, un soplo de Cruz Barrio, la bibliotecaria del Centro Aragonés de Barcelona, le hizo saber, a él y a Francho Nagore Laín, de la existencia de un diccionario apócrifo de voces aragoneses. Lograron adquirirlo, intentaron seguir la pista de su recopilador anónimo; hallaron una palabra, ‘Petarruego’ (que quiere decir ‘explosión roja’ y que alude a una estrella de la constelación de Orión’) que daría nombre a una colección de Rolde donde se publicará el ‘Diccionario Aragonés’, en 1999, con introducción y notas de Nagore y suyas. Carlos Serrano, coordinador de ‘Rolde’, dice: “Veinte años después, hace muy pocos días, en el Paraninfo se presentó en ‘Diccionario de voces aragonesas’ de Josefa Massanés i Dalmau y se recordó aquel trabajo de Chesús y Francho. En este momento, los dos estaban trabajando en la edición de ‘Razón feyta d’amor’, y Chesús estaba muy ilusionado con ese nuevo proyecto”.

‘Razón feiya d’amor’, o ‘Razón de amor’, es uno de los poemas más antiguos de lírica de la Península, hecha la salvedad de las jarchas y las cantigas galaico-portuguesas de amigo, de amor y de escarnio y maldecir. El texto, que se conserva en un códice de la Biblioteca Nacional de París, posee numerosas palabras aragoneses. Lo firma el aragonés Lope de Moros, Moros es una localidad próxima a Valtorres, y no se sabe con certeza si era el creador o un mero copista. Este poema juglaresco tiene 264 versos.

Chesús Bernal ha sido siempre un gran lector. “Siempre me ha gustado leer mucho, rápido y variado. Me encanta leer cuatro o cinco libros a la vez. Ahora, con tanta trabajo, me es más difícil gozar con la lectura”le confesó aquí a Jesús Morales. El citado Pisón, Miguel Mena, Cristina Grande, Ismael Grasa, Julio Llamazares, su amigo del alma José Luis Melero, Javier Tomeo, José Antonio y Miguel Labordeta, y Emilio Gastón, entre otros, fueron algunas de sus debilidades. Como también lo fue Paul Eluard.

Chesús mimaba su biblioteca y se sentía muy orgulloso de ella. Le encantaba mostrar sus libros de la historia de Aragón: eran, para él, «la odisea de una conquista, los pasos y las huellas de una recuperación iniciada en la Transición, de un viaje esplendoroso en el tiempo»En otra dirección, otra de sus pasiones era el arte aragonés. Le encantaba mostrar los papeles, los óleos y los grabados que había ido atesorando a lo largo de los años: era una forma de sumarse al caballo de la historia, de la memoria viva y la sensibilidad creadora de Aragón».

Publicado en Heraldo de Aragón