Hemos asistido esta semana a un ataque informático que nos ha pillado desprevenidos a todos, de forma física o mental, que no sé bien cuál es la peor. No sabemos quién lo ha realizado, y lo que es mucho peor, no sabemos con qué objetivos. Nos cuentan —para tranquilizarnos— que querían pedir unos rescates en una moneda virtual que vale un riñón, y que han robado una película de Disney. ¿Estamos tontos o nos toman como a tontos?

Un ataque informático puede verse en la pantalla de tu cuarto y advertirnos que nos están robando información o bloquearnos las operaciones para que no veamos el fútbol pirata. O por el contrario y más habitual, puede entrar en tu ordenador y no avisarte de nada. Lo hacen todos los días de forma legal con las cookies y nos parece admisible. Pero igual que sirven para mostrarnos publicidad según nuestros gustos, pueden servir para que les avisen “a ellos” cada vez que escribes un texto o les diga a quien se lo has enviado, a qué hora y donde estaba sentado quien lo ha recibido.

Como todo es informática, todo es vulnerable, incluso los sistemas de seguridad que se ponen para no ser vulnerable. Dicen que las centrales nucleares o los aviones no pueden ser vulnerables y que de estos ataques globales aprendemos a defendernos. Pero cabe preguntarnos si no aprendemos en la misma medida todos, también los que nos mandan las cookies basura para apoderarse de nuestro sistema.

En realidad no sabremos nunca nada de lo que ha sucedido esta semana. Es la guerra y por ello la mentira es lo básico. Creemos que es una guerra sin heridos, hasta que explote un sistema o hasta que el agua se contamine con una tecla. Si yo que soy tonto, puedo poner el aire acondicionado de mi casa en Zaragoza desde Londres, nos podemos imaginar qué desearán hacer los listos con los sistemas fabricados para joder. O qué habrán hecho ya. De entrada mi dinero son números en una pantalla, mi voto pasa por varios ordenadores antes de ser contabilizado de verdad y algunos políticos declaran a través del plasma. ¿De verdad existe Mariano Rajoy?

Julio Puente

Guardar