En 2005 emitimos 110.000 postales para solicitar a la Generalitat de Catalunya que nuestro patrimonio «volviera a casa por Navidad». Desde CHA llevamos muchos años de lucha para que nos devuelvan lo que nos expoliaron, legal o ilegalmente. Los bienes eclesiásticos, moralmente son del pueblo, de nuestros antepasados que pagaron con sudor y sangre monasterios, ermitas, iglesias, palacios, castillos, puentes y caminos, también sufragaron su contenido: esculturas, pinturas, crucifijos, sarcófagos, vestimentas, oro, plata, piedras preciosas. Poco importa quien ostente la titularidad, forma parte de nuestra historia, de nuestra identidad, por eso nos pertenece, por eso debemos luchar porque vuelva a su lugar natural, por eso tenemos derecho a disfrutar de él y a sacarle provecho. ¡A por ello!