Soro y Marisa Romero, han presentado un manual que recoge rutas diferenciadas para recorrer los 245 ibones que hay en Aragón y que son los espejos y perlas de nuestras montañas. “Ibón es una palabra aragonesa con la que nos referimos a los lagos pirenaicos de origen glacial”. Así inició Soro la presentación del Manual “Ibonear en el Pirineo”, editado por la Dirección General de Turismo de Aragón, y que permite recorrer y conocer los 245 ibones que hay en Aragón.

http://ibonesdearagon.turismodearagon.com/sites/default/files/ibones.pdf


Soro inició un recorrido por los ibones y su ubicación, recordando que en Aragón tenemos 245 ibones, una joya que en este número solo posee Aragón, y que se encuentran distribuidos a lo largo de 20 municipios: 4 en el Alto Gállego (Biescas, Panticosa, Sabiñanigo, Sallent de Gallego, que suman 84 ibones); 4 en La Jacetania (Ansó, Aragües del Puerto, Canfracn y Jaca, que suman 11 ibones); 7 en el Sobrarbe (Bielsa, Fanlo, Gistaín, Plan, San Juan de Plan, Tella, Sin, Torla, que suman 48 ibones); 5 en La Ribagorza (Benasque, Montanuy, Sahún, San Juan de Plan y Seira, que suman 102 ibones).

En este sentido recordó que la mayor parte de los ibones se encuentran entre 2.000 y 2.500 metros de altitud (151 ibones) y solo 14 se hallan a menos de 2.000 metros y 80 a más de 2.500 metros de altura. Ha indicado que los ibones son absolutamente singulares y escasos en la Península Ibérica, poseyendo, además de inigualable belleza, un gran valor científico y cultural.

Asimismo explicó la forma en qué se han establecido las rutas, señalando que primero se ha marcado el top 10 de los ibones, que incluye Estanés, Acherito, Anayet, Azules, Arrieles, Bernatuara, Marboré, Plan, Escarpinosa y  Batisielles; la segunda ruta recoge los  ibones para todos y a los que se llega en acceso directo desde coche o mediante infraestructuras deportivas o turísticas; ibones para familias incluye aquéllos que se encuentran a hora u hora y media y a los que se puede acceder con niños a partir de cinco o seis años; ibones para familias montañeras se encuentran a una distancia entre dos horas y cuatro horas y media y cuentan con un desnivel positivo de hasta 700 metros. Los ibones desde un refugio de montaña y los ibones de colores completan este recorrido por estos espacios naturales que son las perlas y los espejos de las montañas.

Soro y Marisa Romero han señalado que los ibones  tienen, además de todas las cualidades ya reseñadas, un interés medioambiental incalculable y por ello están protegidos dentro de algún Espacio Natural Protegido, bien porque están incluidos dentro del Inventario de Humedades Singulares, o por ambas a la vez. Por último han señalado que en este producto turístico están implicados los siguientes actores: Actividad ganadera para el aprovechamiento de pastos en verano; refugios de montaña; empresas de turismo deportivo; estaciones de esquí que ofrecen su infraestructura y desestacionalizan la oferta; clubes de montaña; montañeros y excursionistas en general; deportistas y grupos de investigación.