Este frío y ventoso fin de semana he podido leer algo de prensa y me ha llamado la atención un titular que creo ha pasado un poco desapercibido: “La provincia de Teruel perderá 42 concejales en mayo por la despoblación registrada desde 2015”. Algunos dirán, menos concejales, menos gastos (discurso fácil y engañoso). Los que llevamos tiempo participando en la política local lo vemos como un fatal indicador de la caída de población en nuestros pueblos (con el añadido que todos sabemos, hay más censados en los pueblos que gente viviendo realmente todo el año). Porque, como ya he dicho muchas veces, los concejales y alcaldes de pueblos pequeños no suponen gasto alguno al erario público, al revés, aportan su tiempo y compromiso a la gestión local de manera no lucrativa y compartiendo su tiempo como pueden con sus obligaciones laborales y familiares.

Perder 42 concejales para las próximas elecciones no implica más eficiencia ni más eficacia, implica que siete pueblos de Teruel han bajado por primera vez de 250 vecinos, por lo que pasan de 7 a 5 concejales; 10 pueblos de Teruel bajan por primera vez de 100 habitantes, por lo que pasan de tener 5 concejales a tener 3; y por último, cinco pueblos pasan de tener 3 concejales a convertirse en concejo abierto (solo eligen un cargo público), al bajar de 40 habitantes.

Que quieren que les diga, esta situación me parece tan preocupante como la necesidad de una eficaz reconversión minera, la falta de médicos especialistas y el olvido de las administraciones con las infraestructuras necesarias para nuestras comarcas. Es el momento de apoyar las pequeñas cosas, los itinerarios personales de los jóvenes que quieren seguir en sus pueblos, motivar y ayudar a los empresarios locales para que se atrevan a ampliar sus negocios, valorar los recursos de propiedades urbanas y rústicas disponibles en los municipios que no se están utilizando, mejorar los canales de comercialización de nuestros productos e impulsar la innovación y los nuevos nichos de empleo para jóvenes en nuestras empresas. Trabajar por mejorar lo que tenemos y luchar por nuestro futuro, no es tiempo de rendirse.

Me quedo con el lema “Queremos poder elegir dónde vivir”, todo un acierto.