Suenan voces cada vez más graves, más potentes, más responsables, de gentes que desearíamos reescribir la historia reciente de la política en Aragón. ¿Otra reescritura? Estamos en unos tiempos en los que es muy sencillo crear partidos políticos nuevos, sea en España, en Grecia o en Francia. La sociedad parece cansada de lo que consideran viejo, y alaban lo nuevo sin saber si tiene substancia o es un conglomerado de personas cabreadas en busca de un sillón perdido.
El PSA, el Partido Socialista de Aragón, fue un intento maravilloso de crear un partido socialista y aragonesista en nuestro país. Un intento que escoció enseguida a los que aspiraban a triunfar en Madrid, y se lo compraron como un premio que ofrecer a sus madrileños coroneles. Pero tampoco Aragón salió así ganando, con las genuflexiones constantes ante Madrid.
Y hoy Aragón está demostrando desde la división de opciones, que un PSA sería muy válido, para demostrar que la ideología socialista y aragonesista es mucho más que una división troceada entre varios grupos potentes, entre los que CHA encabeza el camino sin ninguna duda, pero que debe también replantearse si nuestra sociedad es capaz de entender el valor del socialismo y el aragonesismo unidos en un trabajo en común.
¿Unidos con quien? Pues efectivamente, esa es la gran pregunta, y no voy a dar yo en pocas lineas respuestas a todo. Algo os tengo que dejar a todxs vosotrxs ¿no?
La obligación de cada militante de CHA es saber que este mismo camino es el que ya lleva emprendido CHA desde hace muchos años. Pero la reflexión es posible que sea: ¿Y lo sabe la sociedad aragonesa? ¿Y lo sabría mejor o peor desde un PSA renacido, con la unión de varias opciones socialistas y aragonesistas que se plantearan trabajar juntas, sin perder sus identidades?
Los conservadores han sido tan hábiles juntando opciones políticas y sociales, como el socialismo en dividirse, y la izquierda en trocearse entre viejos libros del siglo XIX. Pero las historias las escribimos todos los días cada unx de nosotrxs. Incluso desde el silencio, desde la osadía o desde la crítica. Por eso a veces es bueno dar la luz…, y ver qué queda dentro de la habitación. Aunque haya que apagar la luz enseguida.
Julio Puente