Hay un gran número de festivales repartidos a lo largo del año por la geografía turolense (una veintena), con un variado abanico de disciplinas y un único objetivo común, independientemente del tamaño o posibilidad económica del municipio, la dinamización de los municipios y sus gentes. El hecho de que se realicen a lo largo de todo el año tiene su importancia, algunos de ellos, se realizan en fechas fuera de periodo estival, es una apuesta por mantener mayor tiempo la actividad en estos municipios y ampliar la actividad cultural en el conjunto provincial. 

Festivales que en algunas ocasiones ponen al municipio en el mapa y no solo culturalmente. Algunos de ellos más que consolidados gracias a su calidad y larguísima trayectoria en el tiempo hace prever su continuidad, otros, más humildes pero no menos interesantes, con arriesgadas apuestas, difícilmente subsisten gracias al trabajo de voluntarios y apoyo de sus Ayuntamientos en la medida de sus escasas posibilidades financieras.

Estos festivales tienen una parte de industria cultural muy importante para la economía de la provincia. Su impacto no se limita al caché de los artistas que actúan -en muchos casos turolenses- los días del festival, a esta actividad hay que sumar la no menos importante que se genera través de empresas de servicios (hostelería, alimentación, bebidas, áreas de servicios, consumibles…) e infraestructuras (alquiler de baños portátiles, carpas, escenarios, transporte, montaje, iluminación, sonido…), principalmente locales y/o comarcales, que apoyan de manera directa la generación y mantenimiento del empleo en el territorio, siendo un verdadero motor contra la despoblación.

Otro factor a tener en cuenta son los impuestos (IVA, el TC2,…) que aporta esta actividad a las arcas de la administración, que al final siempre es mayor que el apoyo que reciben de ésta.

Este grupo de festivales reconocidos principalmente por su público, con calado autonómico e incluso nacional, carecen de un reconocimiento y apoyo económico importante por parte de la principal administración provincial, dándoles un trato similar a cualquier festival local sin tener en cuenta ni presupuesto, ni profesionalidad, ni actividad generadora. Si algo necesitan es una apuesta firme, tal y como hacen otras diputaciones con sus festivales provinciales, creyéndose lo que verdaderamente son, verdaderos motores del desarrollo territorial.