Hace exactamente un año Emilia Carbó, portavoz CHA en Torre del Compte, exponía lúcidamente en un artículo de opinión, los problemas locales que está suponiendo el cambio climático global.

Doce meses después sus palabras siguen teniendo la misma vigencia. Las consecuencias y las causas que lo están provocando permanecen, si es que no se han incrementado más, ocasionando problemas que ya afectan a nuestra vida cotidiana. La sequía, como un dramático ejemplo, amenaza como nunca con el impacto que ocasiona sobre el propio tejido productivo económico de los territorios más afectados.

A juicio de Chunta Aragonesista la lucha contra el cambio climático pasaría por entre otras muchas medidas: 

Integrar de forma efectiva estas actuaciones en la planificación de todos los sectores de la actividad económica, en particular en la ordenación territorial y urbana, la construcción de infraestructuras viarias o turísticas, la gestión de los ríos y acuíferos y la actividad agrícola. Desarrollar además un plan de infraestructuras y movilidad sostenible de personas y mercancías que reduzca la emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes y el consumo de combustibles, fomentando el transporte público, el ferrocarril y la constitución de una amplia red de cercanías. Sin olvidar el promover criterios de eficiencia energética en la contratación administrativa para incrementar los vehículos limpios en el parque móvil público y en las flotas de servicios sujetos a concesión, especialmente el transporte público.

Y es que este problema también se vincula a situaciones concretas, donde se interrelaciona lo local y lo global, puntuales, como las actuaciones interesadas en las manipulaciones de la atmósfera. Las personas que vivimos en el medio rural hemos escuchado, leído y algunos han visto directamente en alguna ocasión como se reitera el problema del que, como dirían en una famosa serie de televisión, los gobiernos “niegan todo conocimiento”: la existencia de vuelos para variar las condiciones tiempo evitando el temido granizo, pero que tienen consecuencias negativas afectando a otro tipo producciones y a la economía de la zona por la inexistencia de lluvias e incluso en grandes cantidades el material disperso podría tener graves afecciones a la salud humana.

Evitemos todas especulaciones, denunciemos ante las autoridades si se considera se está produciendo este tipo de hechos y sobre todo legislemos adecuadamente. De este modo el eurodiputado Jordi Sebastiá de la coalición Primavera Europea, de la que CHA forma parte, prestó su apoyo para que el escrito presentado, a finales del año pasado, por la Plataforma Stop Fumigaciones de tormentas, ante la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, sobre el tema del uso del yoduro de plata para evitar granizos fuera estudiado.

En el escrito de este colectivo se recogen todos los datos relevantes de la cuestión. Su objetivo es lograr que exista a nivel europeo una normativa de estas actuaciones y manipulaciones de la atmósfera, que impiden que las zonas de cultivo de secano reciban del cielo el agua que necesitan para evitar la sequía que arruina su producción.

De este modo destacamos una serie de cuestiones propuestas a estudio por este colectivo:

-“La moratoria sobre geoingeniería climática y biológica contemplada en el Convenio sobre la Diversidad Biológica debería ser ratificada en un nuevo Convenio específico en España y prohibir al gobierno español que cese en las técnicas de modificación ambiental puesto que dicho Convenio expresamente lo prohíbe”.

-“En aras al Principio de Precaución del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europeo, se debería prohibir expresamente cualquier tipo de modificación de la fase atmosférica del ciclo hidrológico en España”.

Pendientes del resultado de informe técnico europeo tenemos que seguir trabajando en éste y otros tantos temas que contribuyan a poner en orden el grave desequilibrio económico y ambiental que está provocando la acción humana. La difusión del problema, creemos, contribuirá a crear una sociedad más concienciada y exigente para reclamar a los poderes públicos del mundo que ya es quizá la última oportunidad que nos queda para poder pensar en un futuro viable para el planeta.