Hay una cruz en el Saso, donde los mastines aúllan soledad…” Así dice el estribillo de una canción del grupo aragonés “Más Birras”, escrita a finales de los ochenta por Mauricio Aznar y Gabriel Sopeña. En muchos pueblos de la geografía aragonesa existe el topónimo “El Saso”, que significa una planicie en un terreno elevado. Por eso ésta es la canción de muchos pueblos que reivindican su derecho a resistir… Y por eso, también, esta canción me vino a la mente una vez pasada la zozobra y la inquietud vivida en los primeros momentos, cuando el pasado jueves 14 de diciembre un maldito asesino acabó con la vida de José Luis, Víctor y Víctor Jesús en el Mas del Saso de Andorra.
Pocas veces he sentido tanta rabia e indignación como cuando me enteré de los asesinatos la tarde del jueves. Bajaba hacia Alcorisa con mi coche tras un pleno en el Ayuntamiento de Ejulve, eran las 9 de la noche. Al llegar a casa, mi mujer me informó de que el civil muerto era José Luis Iranzo y me dio un vuelco al corazón. La última vez que lo vi fue en el entierro de su abuelo, pero hace años era común encontrarnos en las noches de fiesta en Alcorisa, incluso alguna vez había subido al Carrasca Rock. Confirmo y reafirmo lo que se comenta estos días, José Luis era alguien especial, amaba su trabajo, amaba su tierra y todo el mundo le tenía afecto porque él sabía transmitirlo a los demás. Siempre fue un placer hablar con él y todavía no me creo que no pueda volver a hacerlo. Y qué decir de los dos Guardias Civiles, tan jóvenes, esta desgracia nos ha tocado a todos muy cerca, muy adentro.
Por eso no voy a repetir más el nombre del malnacido que los mató a sangre fría y no me cansaré de repetir mil veces el nombre de los caídos, José Luis, Víctor y Víctor Jesús, porque no podemos dejar que caigan en el olvido. Como los amigos de José Luis, que convocan una manifestación en Andorra mañana sábado a las 6 de la tarde, yo quiero respuestas, no quiero excusas.
Publicado el 24.12.17 en La Comarca