Nuestro compañero José Ángel Tresaco, portavoz municipal de CHA en Ardisa, denuncia la nula negociación por parte del equipo del ayuntamiento a la hora de renovar el contrato con la persona que hasta ahora llevaba la gestión del centro social, un vecino del pueblo que ante la negativa del consistorio para que pudiera librar un día a la semana, no solo ha dejado de llevar el Centro Social, sino que también se ha tenido que ir del municipio junto con un familiar, lo que ha supuesto el cierre de dos casas.

José Ángel señala que esto es una pequeña tragedia para una localidad como Ardisa en la que sólo viven diez personas en invierno. Hace nueve meses que el gerente del bar comunicó al ayuntamiento su decisión de no renovar el contrato por la imposición de tener que abrirlo todos los días de la semana. CHA propuso al equipo de gobierno intentar negociar con él para evitar su salida pero la alcaldesa del PAR se negó a ello.

El Centro Social, que a su vez ofrece el servicio de bar, es el único lugar de reunión de los vecinos y visitantes de los pueblos cercanos. Lleva ya doce días cerrado y el municipio no se acostumbra a no poder disfrutar de este equipamiento, por lo que queremos agradecer el servicio prestado durante casi seis años a la persona que hasta ahora lo ha llevado,  pero también insistimos a la alcaldesa que reconsidere su actitud y vuelva a negociar con él, ya los pocos ingresos que deja el centro social, junto con el coste de las viviendas de alquiler en el municipio, hacen imposible que venga gente de fuera a hacerse cargo del mismo.

En municipios tan pequeños como Ardisa, servicios como éste hay que cuidarlos y dar todo tipo de facilidades para mantenerlos en lugar de dedicarse desde el Ayuntamiento a ponerles trabas. Es un drama el cierre del bar y de las dos casas que se han cerrado al marcharse estas dos personas. Ardisa va camino de convertirse en un pueblo fantasma al que tampoco acudirá la gente de fuera por no haber un lugar donde confluir y en donde te puedan servir un café.

En la anterior legislatura el ayuntamiento de Ardisa se gastó mas de 10.000 euros en rehabilitar una bodega abandonada y ese dinero se tenía que haberse invertido en acondicionar algún local municipal como vivienda en lugar de una bodega que no tiene ningún uso. Ahora no hay ni vivienda ni centro social, ni perspectivas de que venga ninguna familia de fuera a hacerse cargo del negocio.