Decían los viejos, que cuando las barbas de tu vecino veas…, y estas semanas hemos visto en Francia un nuevo capítulo del camino que las nuevas políticas están emprendiendo en Europa. Tanto la debacle de los partidos tradicionales como el crecimiento brutal de Emmanuel Macron con su En Marche!, nos debería dar que pensar a todos los que nos consideramos de izquierdas, pues es un camino que se repita en varios países europeos.

Los europeos ya tienen donde elegir. Entre derechas y muy derechas. ¿Y las izquierdas donde están? ¿absteniéndose? ¿simplemente saliendo a la calle a quejarse? ¿no es poco esto, para cambiar el sistema, la sociedad?

Los socialistas en Francia se han hundido. Tener un 6,5% de los votos cuando se tiene el poder, es una desaparición casi al completo, tan es así que Valls es un error clásico de los políticos viejos, había decidido pasarse al enemigo. Cuidado con Aragón y los juegos de manos.

Macron representa las ideas del partido Ciudadanos en España. Y posiblemente Le Pen quiera representar las del NEW PP. ¿Quiere eso decir que la izquierda tradicional está hundida, acabada? A veces se nos olvida que tener razón no es suficiente, que hay que ser elegidos con esas razones para poderlas poner en marcha. Y eso sólo es posible desde los respectivos gobiernos.

Se dice que los partidos tradiciones van a desaparecer. Y es lógico. Todas las organizaciones tienen su tiempo para resolver y demostrar que son válidas. Y si en su tiempo, no son capaces de lograr éxitos sino fracasos ante los problemas de las personas, lo normal es que se hundan. Sucede en todos los órdenes de la vida. Cierran empresas, como tienen que cerrar organizaciones políticas. Eso no quiere decir que las ideas están hundidas, quiere decir que no hay buenas personas capaces de ponerlas en práctica.

En política no sirve con plantear ideas, que eso además de imprescindible es lo lógico, sino en resolver problemas de la sociedad, de las personas. Las ideas se deben plantear cuando se está en la oposición. cuando se gobierna hay que ponerlas en práctica y demostrar que sirven para resolver. Y en estos tiempos, además, hay que explicar muy bien lo que se hace y lo que no se hace, y dar cauces de participación no manipulables.

Pero muchas veces y en periodos de Gobierno nos dedicamos desde la izquierda a plantear ideas o a simplemente a gestionar nuestras obligaciones como si fuera una Comunidad de Vecinos. Y eso además de un gran error, acerca a las organizaciones a su desaparición. No hay que gestionar SÓLO para el hoy, hay que plantear el futuro y darle forma, crear ilusión, exigir esfuerzos a la sociedad, resultar creíble con el mensaje que a veces tendrá que ser duro. ¿Quien nos ha convencido de que los políticos siempre debemos dar mensajes positivos y benevolentes, aunque sean falsos o imposibles?

Julio Puente

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