Ya se habla abiertamente de refundar Europa. De refundar la socialdemocracia, la V República de Francia, de refundar el Sistema, de refundar el PSOE, de refundarse todos nosotros. ¿Qué es refundar en política? Sin duda nos suena a un “volver a fundar” pero en el fondo es mucho más complicado y amplio.
Refundar es sobre todo cambiar algo de lo fundamental. No es tanto volver a fundar, crear de nuevo, como es un cambio profundo utilizando las esencias que ya se tienen, pero modificando algunas de ellas de forma sustancial. No es cmabiar el logo, sino cambiar la meta o el camino.
En política a veces llamamos refundar a un simple cambio parcial de rumbo. Cuando IU cambio de forma importante su discurso desde la época de Anguita a la de Cayo Lara, no fue una refundación aunque se llamara así por los medios, fue un cambio en el mensaje y las personas, pero manteniendo la esencia del partido, adaptándose a lo que ellos creían necesario en ese momento.
El fin de semana, un compañero en el Comité Nazional, sacó a la palestra la palabra “refundación” de forma muy leve. Dejó en el aire la palabra que casi no se escuchó. Pero cualquier refundación necesita algunos elementos que hoy todavía no tenemos.
Se necesita un objetivo nuevo y consensuado, que aglutine y no divida, que resulte más atractivo y positivo, que sea liderado por un importante grupo de personas. No se trata tanto de una adaptación a nuevos tiempos, tampoco un deseo de moverse al detectar que todo se mueve. Se trataría de rediseñar los objetivos, incluso parte de nuestras ideologías más capilares, nuestro mensaje y nuestros transmisores.
No es una cuestión de nombres, aunque muchas veces sí lo sea. Es sobre todo un cambio profundo que tan solo se puede dar cuando se es todavía fuerte, pero se prevén debilidades extremas. Y es complejo, simplemente porque antes hay que decidir que para cambiar de meta hacia la que nos queremos dirigir, hay que elegir otra meta, o al menos admitir que se nos ha movido de sitio el anterior destino y tenemos que cambiar el camino.
Julio Puente