La referencia constante a Aragón como ejemplo de “estar en la media”, cuando se refiere a cualquier tipo de estadística, también tiene su traslación en los últimos tiempos a la política. Y es que no hay partido, de la vieja o la nueva hornada, que no abogue por cumplir ese parámetro: “¡Queremos estar en la media de impuestos del Estado!”, afirman como si fuera la fórmula mágica, cuando solo es, a nuestro juicio, simplificar la solución a los problemas.

Si se trata de utilizar los mecanismos contemplados en la ley vigente y obtener los suficientes recursos para atender las necesidades de las personas que viven en Aragón, en lo relativo al sistema público de salud, la educación, los servicios sociales, la dependencia… ¿Por qué motivo tenemos que utilizar esa “vara de medirnos”?, ¿no tendríamos que abogar, al menos desde la izquierda, por mantener el equilibrio económico suficiente en las arcas públicas aragonesas para garantizar los ingresos necesarios destinados a mantener e incrementar en el futuro estas políticas tan necesarias?

Estamos asistiendo, recientemente, a este tipo de debates en las Cortes de Aragón, por ejemplo con el pésimo acuerdo sobre la segunda reforma del impuesto de sucesiones y donaciones de esta legislatura. El argumento de pagar “esa media de España” solo ha conseguido beneficiar a las familias con más recursos, en detrimento seguramente de mantener o mejorar los servicios públicos.

Ahora está igualmente abierta la misma cuestión con la reforma del Impuesto de Contaminación de las Aguas. Se necesita, a juicio de CHA, elaborar el mejor plan de depuración en Aragón, con los costes más ajustados posibles, alejado del sobredimensionamiento del PP-PAR, disponiendo de la propuesta más sostenible desde el punto ecológico y económico. Tendríamos que establecer, por tanto, el sistema impositivo más adecuado que sí nos permita mantener ese modelo. Sin embargo se ha acudido también, no dudamos desde la mejor intención, a demandar este “criterio de la media” de lo que se paga en el Estado como un parámetro más a utilizar dentro de las claves de los necesarios cambios de este complejo impuesto.

No dudamos que puede ser una opción más, pero ¿y si resulta que para tener y mantener un programa de depuración de las aguas que realmente responda a nuestras necesidades necesitamos más recursos públicos que en Extremadura, Madrid o Asturias, por poner varios ejemplos, o, en definitiva, estar por encima de la media, dadas nuestras peculiaridades específicas de poblamiento? O, si por el contrario, ¿resulta que sí somos capaces de elaborar un sistema tan ajustado y riguroso que nos permite estar muy por debajo de esa famosa medida, pero, a la vez, poder mantener económicamente un plan de saneamiento de nuestras aguas que de verdad necesitemos?

Entusiasmados por estas medias, aplicadas como “Bálsamo de Fierabrás” a todos nuestros males, acabamos cruzando la mediana de nuestro pudor para llegar a la medianía en el criterio político, lamentablemente imperante ahora en Aragón.

Desde Chunta Aragonesista consideramos que es necesario recuperar la autoestima por lo nuestro, pensar en nuestras necesidades, sin complejos de inferioridad o miedos a compararnos, lo que nos permitiría pasar de este sentimiento constante de permanecer, sin destacar, en la media, a pensar en lo que sí necesita, necesitamos, para afrontar el futuro de  Aragón.