Podemos estar en la fase de convertir a la izquierda política en inútil, en innecesaria como herramienta política para transformar la sociedad desde el poder de gestión. Lo cual no quiere decir que no sea MUY necesaria (e imprescindible) como herramienta social. Pero para ello no es necesario tener partidos políticos, sino organizaciones sociales, sindicatos, ONG, fundaciones políticas o asociaciones territoriales.

La izquierda empieza por asumir en pequeños corros que somos “las izquierdas” como la mejor y más rápida forma de minusvalorarnos. El plural aquí divide salvajemente, en vez de sumar.

Existen las derechas, pero sin duda entre ellos siempre son “la derecha”. Pero en la izquierda nos hace hasta gracia sacar nuestras diferencias como un valor añadido. Incluso creemos que es un valor que nos da marchamo de una democracia superior, de más demócratas que los que van siempre unidos y de la mano. Creemos que nuestras diferencias son positivas.

La diferencia es que existen muchas derechas, muy diferentes, pero todas ellas tiene un único objetivo. El PODER. Las izquierdas somos entre nosotras mucho más parecidas, pero la meta la queremos alcanzar desde muy diferentes caminos, por muy diferentes senderos. Y así nunca llegamos al final de los caminos con garantías de éxito. Nuestras tropas caen en todas las emboscadas, por debilidad.

Si la izquierda no va unida a esos andurriales en los que han convertido la actual sociedad los manipuladores de laboratorio social, político, económico y laboral —si no va unida repito— no sirve de nada que sigamos existiendo.

Sí, sí. Es duro. Pero no me hagáis caso, ya nos lo irá diciendo la sociedad cada cuatro años.

Pero para perder ocasiones de cambiar la sociedad, para seguir jugando a darle el poder a la derecha, no hace falta que nos disfracemos de partidos políticos de izquierda. Hay muchas otras maneras de ayudar a la sociedad necesitada de justicia, necesitada de resolver los abusos sociales. Y la realidad es que cada vez hay más compañerxs nuestrxs que ya trabajan en esos campos, alejados de la política de partidos.

Y que no suenen mis palabras como un intento de vender una coalición. Deberían sonar como un grito de activación de muchas coaliciones en una sola. Uno más uno es insuficiente para sumar “ÉXITO”. Es una simple reflexión que busca activar lo que se necesita.

Julio Puente