Si hiciésemos una compilación de las portadas, editoriales, artículos de información y de opinión que los medios han dedicado al carbón en los últimos 15 años (por decir una cifra), a buen seguro que podríamos alimentar con papel a esta provincia entera durante unos meses. No será porque no lo sabemos hace tiempo, no será porque no hemos reflexionado y advertido al respecto. Es como que nos gusta jugar al límite, esperando que alguien escuche las súplicas de una parte del territorio y se decida a intervenir en el último minuto para parchear una situación enquistada, un problema de ciclo muy corto.
Ya hace muchos años, desde que comenzó a hablarse del calentamiento global, que se sabe que el carbón tiene fecha de caducidad en las sociedades occidentales. Hemos tenido mucho tiempo para resolverlo; se vuelve a pedir dinero para la reindustrialización de un territorio que ya ha recibido dinero para reindustrializarse. Ergo algo se ha hecho muy mal. Escribía hace un par de años reflexionando sobre lo mismo; si el gobierno de turno decide mandar el maná de millones de euros para reindustrializar las comarcas mineras, ¿Qué íbamos a hacer con ellos? Si no me falla la memoria no existe sobre la mesa una sola propuesta ambiciosa, coherente y bien razonada sobre esa reindustrialización. No se trata de traer empresas porque sí; de un lado porque eso no funciona, de otro porque no hay mano de obra suficiente y cualificada. Sigo pensando que buscar la excelencia en la agroalimentación es el futuro del territorio, porque permitiría que el I+D+I cobrase vida en la optimización de la producción, en el manejo de residuos animales, en nuevos cultivos, en el uso de abonos naturales, en la manufactura y transformación de productos, alimentando así la demanda de mano de obra cualificada. No creo que sea necesario inventar algo, cuando ese algo ya existe; sólo hay que profundizar en lo que ya tenemos. Los municipios más prósperos de la frontera y periferia lo son gracias a la apuesta por la agricultura y la ganadería. Creo que hay que significar al territorio en una apuesta que nos permita volver a nuestros orígenes, sin necesidad de volvernos locos.
Finalmente todo pasa por dignificar el trabajo en el medio rural, porque oficios que hoy nadie quiere, puedan ser salidas laborales muy dignas y bien remuneradas. Porque podamos presumir del trabajo en los pueblos y de dar oportunidades de futuro a los pocos niños y niñas que nacen por aquí.
Publicado en La Comarca. 17.06.18