José Luis Soro participó en una de las mesas redondas organizadas dentro de los Cursos de Verano Extraordinarios de la Universidad de Zaragoza, en una Jornada que tuvo lugar en la localidad de Fonz, bajo el título, “Los nacionalismos en España o el inicio de un nuevo modelo relacional”. Pepe Soro, como Presidente de CHA, expuso en este debate la visión desde el aragonesismo de izquierda sobre el futuro de la organización territorial del Estado.
Soro realizó un repaso sobre la definición e historia del aragonesismo, recordando que una de las definiciones que más le ha gustado siempre, es la que nos dejaron los ponentes del Congreso de Caspe de 1936: “La personalidad de Aragón queda definida por el hecho histórico y por la actualidad de querer ser”. Suma de “hecho histórico” y “actualidad de querer ser” como fundamento de la nación: historia y voluntad colectiva; pasado, presente y, sobre todo, futuro.
Y con estas bases, Soro explicó que justo hace una semana se aprobó una ley, por las Cortes de Aragón que, a su juicio, supone un auténtico hito para Aragón y, especialmente, para el aragonesismo: la Ley de Actualización de los Derechos Históricos de Aragón. Esta Ley concreta el contenido y efectos de esos derechos históricos, que considera originarios y anteriores a la Constitución, al Estatuto y a la legislación emanada de la Unión Europea, y que suponen:
o La expresión de la voluntad del pueblo aragonés de mantener y reafirmar su identidad política, institucional y jurídica.
o El reconocimiento y garantía de una posición singular de Aragón en relación con el Derecho foral, la historia, la cultura y las lenguas.
o La garantía de una relación de Aragón con el Estado regida por los principios de autonomía y bilateralidad, y lealtad institucional mutua.
o El derecho de Aragón a acceder al más alto grado de autogobierno y, como mínimo, al que se reconozca a cualquier otra nacionalidad del Estado español en cualquier ámbito competencial, institucional o financiero.
o Una garantía de los derechos políticos y sociales de los aragoneses, como expresión de los principios tradicionales de libertad, justicia social, igualdad, respeto a la diversidad y pacto.
o O, por último, el autogobierno político y la autonomía financiera entendidos como instrumentos para prestar unos servicios públicos: universales, laicos, gratuitos y de calidad, así como para garantizar e impulsar los derechos sociales y culturales y el estado del bienestar.
«Esta Ley –dice Soro- representa un cambio sustancial en la relación entre Aragón y el Estado, pero, en todo caso, representa la «vía aragonesa» como forma de solución de problemas, como mecanismo para alcanzar acuerdos y pactos para el futuro. Hemos dado un paso nuevo para avanzar hacia un modelo distinto dentro del marco de organización territorial del Estado. Y es que hasta la fecha sólo habíamos ido hacia atrás, retrocediendo, de forma preocupante, especialmente bajo los Gobiernos del PP, a la hora de alcanzar una estructura moderna y capaz de asumir los retos de este siglo”.
Ante esta situación Soro aboga por construir una alternativa: “Es urgente e imprescindible empezar a diseñar y construir cuanto antes ese nuevo modelo relacional, que deberá ser, necesariamente, federal y solidario, o seguiremos arrastrando la desigualdad social y los conflictos históricos nunca resueltos. Debemos iniciar una segunda transición, que refuerce las libertades y los derechos sociales, que regenere en profundidad el sistema democrático, y que avance de forma decidida hacia el reconocimiento, no solo retórico, sino real y efectivo, de la realidad plurinacional del Estado”.
“Y una de las claves es y será el sistema financiero, sin recursos no hay autogobierno, no hay Estado del bienestar”. “No podemos tener la mayoría de edad política sin disponer de la capacidad real para poder organizar adecuadamente nuestras cuentas. Hablamos de un futuro, de una reforma sostenible, para atender adecuadamente el sistema educativo, el sanitario, el de los servicios sociales públicos”, concluye Soro.