El proyecto de ley de Igualdad y Protección Integral contra la Discriminación por Razón de Orientación Sexual e Identidad de Género en Aragón, Ley de Igualdad LGTBI, sigue su tramitación en las Cortes prorrogada, una vez más, por la petición de algún grupo de la derecha del Parlamento Aragonés. Esta ley en ciernes trae, a juicio de Chunta Aragonesista, una nueva revolución consigo: la de que toda la ciudadanía se sienta viviendo realmente en igualdad. El trabajo en las aulas, siempre complejas y diversas, es solo una de las caras de el complejo prisma de igualdad que entre todas todos y todes hemos de ir construyendo. El mercado laboral, los distintos modelos de familia, la inclusión social en todos los niveles…Como intersecciones que somos, nuestra identidad y nuestra orientación sexuales son un eje más en este mundo de realidades vecinales y gritos que piden igualdad en las calles y en los medios.

Las feministas lo vivieron claramente: fueron las hermanas en situaciones más precarias las que mantuvieron la llama de su lucha en todos los puntos del planeta. Donde las sufragistas pelearon por el voto hubo luchas simultáneas en segundo y tercer plano: las de las mujeres de clases bajas, las de las prostitutas, las de los márgenes… las de las mujeres que históricamente no eran siquiera consideradas.

Desde el occidente estadounidense ocurrió lo mismo con las luchas por la identidad el género y la orienación sexual: fueron las mujeres afrodescendientes de un colectivo trans ampliamente entendido, las que viviendo de noche y sobreviviendo de día (como la protagonista de la magnífica película Tangerine) encabezaron la lucha callejera en el cerca de lo que terminaría siendo la rebelión de Stonewall Inn, mujeres transfeministas plantaron cara a unas autoridad insoportable. Y algo muy parecido sucedió en nuestra vecina Cataluña y las manifestaciones en las que emergió el Front d’alliberament Gai: fueron las que lo tenían todo por ganar, las mujeres trans, las que plantaron cara a la policía franquista y a la lgtbfobia institucionalizada. Y tras ellas marcharon, y marchamos hoy, todos los demás disidentes.

Si hoy viviera, nuestro vecino Terenci Moix no podría si no sonreir viendo en qué tierra de libertad se convierte este magma humano que es Aragón. Con Nazario aún resistiendo, allá en Plaça Real, testigo de todo lo que el mundo cambió en las noches de Ocaña y El cangrejo…Barcelona cambió a todo humano que por allí viajara. Y pensemos ¿cuantas personas de Aragón no partieron dirección a esos Nou Barris por toda aquella vitalidad social?

Faltarán algunos años de esta nueva libertad en Aragón para que nuestros tíos y abuelos puedan contarnos tranquilos cómo acudían a la Plaza, hoy llamada De los Sitios, a intentar conocer a otros hombres homosexuales; para que mujeres valientes como las veteranas de nuestros colectivos diversos cuenten en muchos foros cómo tuvieron que hacer frente a la lesbofobia ciudadana, familiar e incluso interiorizada y comenzaron a mudarse a barrios más jóvenes, donde el rosa o el morado no eran más problema que el que tenían otros en su esencia; también falta algún tiempo para que nuestros familiares mayores admitan que hubieron de casarse y acallar su bisexualidad o su disidencia respecto al binarismo porque temieron vivir y crecer solos, y es que nunca imaginaron que la libertad actual fuera posible en esta tierra nuestra.

Y por eso ha de existir esta Ley en Aragón que nos respalde a todas las personas cuanto antes. Sin bloqueos conservadores y sin más demoras porque esa realidad somos todas nosotras: todas las personas que creen en esa diversidad y que aupamos a los activismos LGTBIQ dándoles el lugar que merecen en su larga lucha por la dignidad.

Ahora podemos ser, aquí y ahora, referentes de igualdad desde esta tierra. Referentes desde la diversidad.