Queda muy bonito utilizar un nombre tan rimbombante para denominar al Ministerio de Industria de toda la vida. Pero queda muy decepcionante cuando se comprueba que sólo es un nombre para escuchar a golpe de platillos. Si ya se sabía que la italiana Enel, la propietaria del 70% de Endesa, iba a dejar caer la térmica de Andorra porque no le interesa para nada invertir tantos millones en algo que luego Europa va a mandar cerrar, ¿por qué el rimbombante Ministerio de Transición Ecológica no tenía ya en el cajón el plan para iniciar la transformación económica en esta zona?

Estamos hablando, por si alguien aún no lo sabe, de 1.000 puestos de trabajo directos y otros 4.000 indirectos. Estamos hablando, por si alguien aún no lo ha oído, del 40% del Producto Interior Bruto (PIB) de Teruel. Estamos hablando, por si alguien aún lo desconoce, de que media provincia va a cerrar por defunción. Así, de primeras. Actualmente las Cuencas Mineras han perdido ya la mitad de su población y Andorra-Sierra de Arcos sigue el mismo camino.

¿Y, por qué el rimbombante Ministerio para la Transición Ecológica no ha presentado ya ese magnífico plan para, lo primero de todo, desdoblar la N-232 y para traer tren de este siglo a los raíles turolenses, con una inversión que saque al ferrocarril del siglo XIX?

¿Y, por qué el rimbombante Ministerio para la Transición Ecológica no ha presentado ya ese magnífico plan para, en segundo lugar, tener en la recámara empresas y nuevos negocios compatibles con el territorio, al estilo del Balneario de Ariño o empresas de nuevas tecnologías que puedan acceder al resto del mundo desde cualquier población de las Cuencas Mineras, gracias a esas comunicaciones del siglo XXI que nos tenían que haber ya construido? Vamos a ponerle un nombre bonito, por ejemplo, yacimientos de empleo verde en lugar del negro carbón.

Aún añadiría a mi reflexión la escasez de agua que llevó a la fantochada de la elevación de aguas, criticada por la afiliación de CHA de esta zona donde llegamos a proponer alternativas antes de iniciar obras, como casi siempre inacabadas. Extraña que no se pensara en hacer uso de las concesiones hidrográficas que dispone la Central Térmica de Andorra. La elevación es un proyecto inacabado, que ahora parece que desde el Estado sí quieren financiar. Pues que la acaben de una vez.

Se atacó a los críticos del proyecto de elevación de aguas del Ebro porque proponíamos el uso de pantanos como Santolea, Alloza y Oliete con cotas más altas que los pueblos donde se destinaba agua. La inversión, muy inferior, era sobre un 10% respecto a la elevación. Ahora debemos ir todos a una y exigir empleo, agua y transición justa. ¿Por qué el rimbombante Ministerio para la Transición Ecológica no trae ya mañana un plan que justifique la propia existencia de este rimbombante ministerio?